: Un perro que vive en una cabaña vacía solo ve cosas malas de las personas durante toda su vida. Los dueños vienen a la cabaña. El perro se acostumbra a ellos, pero en el otoño se van, nuevamente dejándola sola.
Un perro acumula ira toda su vida en un mundo donde tanto las personas como otros perros la ofenden. En invierno, encuentra una cabaña vacía, se instala debajo de su terraza y la guarda desinteresadamente.
En la primavera, vienen los residentes de verano. El primer perro en conocer a una niña, la colegiala Lyolya. En la primera reunión, el perro la asusta, salta de detrás de los arbustos y arranca una pieza del vestido. Con el tiempo, la gente se acostumbra a ella y le da el sobrenombre de Kusaka. Los buenos residentes de verano alimentan al perro, y Kusaka todos los días reduce la distancia entre él y las personas en un paso, pero aún tiene miedo de acercarse. Sin embargo, Lyolya se acerca a Kusaka y la acaricia. Entonces, por segunda vez en mi vida, un perro confió en una persona. A partir de este momento, Kusaka se transforma, ahora pertenece a las personas y les sirve legítimamente.
En otoño, Lyolya se va con su familia a la ciudad. Kusaku lo lamenta, pero no puedes llevarte un perro al departamento. Antes de partir, la niña llega al jardín, encuentra un perro. Juntos van por la carretera. "Aburrida", dice Lola, y regresa, y solo recuerda al perro en la estación de tren.
El perro corre por mucho tiempo siguiendo los pasos de las personas que se fueron. Al regresar a la cabaña y darse cuenta de que estaba sola otra vez, aúlla a gritos de soledad.